Los poemas
que escribimos
contra
la barbaridad
de Corea
del Norte
no son
para
desahogarnos,
sino para describir
las torturas
que hieren
a un pueblo inocente
y quedan simplemente
desconocidas
a los otros
que sólo tienen
problemas
de lujo
que les impiden
involucrarse
con la compasión
de la Humanidad.