No hay duda alguna de que el régimen de Corea del Norte es régimen de barbaridad y los que no quieren verlo, les basta cerrar los ojos y olvidar todas las víctimas y los inocentes. En esencia, se trata de un genocidio cerrado que recuerda técnicas del pasado que habían sido aplicadas en la Unión Soviética y China maoísta por los regímenes comunistas que no soportan la variedad de la Humanidad y desean arrasar todo y eliminar la desviación. Lemkin nos proporcionó una herramienta legal para luchar contra los sistemas de la barbarie con la terminología del genocidio. Los EE.UU. y Gran Bretaña la han aplicado ya para condenar los hechos de la organización terrorista Daesh en Siria e Irak. Hay que hacer lo mismo con el régimen de barbaridad en Corea del Norte. Porque, se trata de un genocida que gobierna este país desafortunado. Y no hace falta esperar hasta que se equipe con armas cada vez más potentes o incluso contar con más víctimas para tomar la decisión necesaria. Dado que continuamos el trabajo de Lemkin, debemos condenar esta barbaridad. Porque, el termino genocidio no se refiere sólo al pasado, sino también se aplica al presente. Y nosotros mismos nos convertiremos en cómplices del crimen, cometido ahora, contra la Humanidad si no condenamos al culpable, si no salvamos a las víctimas, si no absolvemos a los Justos. Hay muchos coreanos que están esperando nuestra ayuda y la condena del genocidio que ya han sufrido es un paso necesario para la Humanidad.