13613 - Sabemos de genocidios y de terremotos también

N. Lygeros
Traducción al español de Olga Raptopoulou

La amistad armeno-griega no es una utopía dado que se basa en hechos históricos que han marcado los dos pueblos. La cuestión del genocidio es una de las más dominantes y sobre todo ha sido cometido por el mismo verdugo. Se dio también el tema del terremoto que provocó una verdadera solidaridad. Cuando el terremoto daño Armenia hace 25 años, el pueblo griego inmediatamente le apoyo y socorrió. Grecia no fue presionada por nadie y lo hizo de manera espontánea porque la amistad ahí en aquella época se convirtió en compasión. Hay también prueba práctica en el centro de Atenas ya que Armenia regaló a Grecia algo simbólico: se trata de un Khachkar, la cruz de piedra, es único y constituye el punto de referencia para las tumbas armenias. Si combinamos estos datos junto con el reconocimiento por parte del Parlamento griego del genocidio de los armenios en 1996, entonces podemos entender que la base común es aún más profunda. En otras palabras, esto significa que somos pueblos que ni los genocidios ni los terremotos consiguieron exterminar. Es decir, ni una catástrofe artificial ni tampoco la natural tuvo éxito en aniquilarnos. Este punto no es solamente simbólico porque ambos somos pueblos pequeños numéricamente con una larga historia; y hemos aprendido a resistir ante las condiciones más adversas porque sabemos sobrevivir. No obstante tenemos que aprender a cooperar en un contexto más aliado porque tenemos mucho en común para nuestro futuro. No basta un vínculo teórico para cuando sea necesidad. Y esta necesidad está allí para los dos pueblos que representan dos culturas que han contribuido a la humanidad. Y este hecho es realmente la razón por la que han recibido ataques de barbarie. La amistad armeno-griega debe convertirse en una acción para cambiar la realidad y crear nuevos datos. Dos pueblos que llevan tales historias se han convertido en una legenda por muchos otros porque a través de su resistencia dan el buen ejemplo a imitar. No son meramente dos países sino los seguidores del Helenismo y del Armenismo que no tienen fronteras.