15427 - Delante del templo
N. Lygeros
Traducción al español de Eduardo Lucena González y Olga Raptopoulou
A la hora de la oración cada uno
por su lado miraba el mismo cielo.
No tenían otra iglesia.
Y los monasterios estaban cerrados.
Todos temían a la barbarie.
Porque no le habían hecho frente.
Mientras que el inocente y el Justo sí sabían.
Y conocían la solución.
Estaban listos y debían preparar
a los pueblos de la Cruz.
Sin ellos el pasaje permanecería
permanentemente cerrado.
Pero los pueblos ya sufrían.
Incluso sin saberlo.
Lo veían los sacerdotes en todas las iglesias.
No había pueblo que no visitara.
Como si supieran que algo iba a suceder.
Pero, ¿quién podía imaginar
el tamaño y el alcance del exceso?
Eran enormes como para hacer frente
a las bestias de la barbarie.