Por mucho que unos intenten convencernos de que no hace falta usar la palabra genocidio, nosotros insistimos, porque somos, todos los que luchan para los derechos de los inocentes, los continuadores de la obra de Lemkin que inventó dicho término para caracterizar lo peor de los crímenes contra la Humanidad. Más en concreto, no hay sinónimo de la palabra genocidio, porque es la única que está reconocida por la Carta de las Naciones Unidas de 1948. Así que cada intento de modificar el uso de esta palabra por otra que se considera sinónimo, está condenado. Además, dado que Lemkin inventó dicha palabra basándose en los ejemplos de los genocidios de los armenios y griegos, cada referencia a la palabra genocidio da crédito a Ponto. Los griegos del Ponto existían antes del genocidio, porque es un pueblo indígena, un pueblo con civilización, un pueblo que ha sobrevivido. Por lo tanto, sólo la palabra genocidio nos puede servir para nuestra lucha. Y dondequiera que debamos repetirla, lo haremos tanto como sea necesario, porque pertenecemos a la Humanidad y no olvidamos. Por mucho que las sociedades del olvido deseen degenerar las cosas, no vamos a retroceder y tenemos la palabra genocidio en nuestra lengua, porque guardamos el concepto de la Humanidad en nuestra mente. Y porque pertenecemos al Helenismo, el regalo del Tiempo a la Humanidad, no nos vamos a arrodillar. Por lo tanto, si tú crees en la barbaridad que cometió el genocidio, nos encontrarás frente a ti, dondequiera que vayas.