27013 - Subida a la fortaleza
N. Lygeros
Traducción al español de Olga Raptopoulou
Teniendo por objetivo la estatua de la Libertad
se hizo la subida a la fortaleza.
Fue un método lateral para estudiar
el castillo y la Buda antigua.
Más allá del Danubio, Pest
tocaba incluso el horizonte.
Así, se hacía comprensible
lo frágil de su posición.
Y los cuerpos despedazados,
¿cómo podrían aguantar los ataques
de la barbarie,
cuando incluía
todo el horror de los dos sistemas?
El régimen nazi y soviético
colocaron por décadas
una lápida sobre Hungría.
El aplanamiento total.
Y la revolución de 1956
fue, por supuesto, incapaz de cambiar
aquellos datos duros.
Aunque el espíritu europeo
permanecía vivo, fue difícil.
La Resurrección también es difícil,
no sólo la Crucifixión.
Hungría fue crucificada por dos lados.
Sin embargo, unos se resistieron.
Por muy inconcebible que fuese, el espíritu
de Hungría consiguió sobrevivir y ser testigo
del colapso de dichos sistemas.
Y aun si no hubiera el Rey,
su corona con la cruz inclinada
era todavía en el centro del Parlamento.
Eso decía el mito y era la verdad,
pero sólo si estuvieras en el aula
céntrica, ante la corona, entenderías
por qué el pueblo la tomaba como si fuera un hombre.
Un organismo vivo, la corona
que había atravesado los siglos
para escribir la historia de la fe
y la fe de la historia.
El servidor de la Humanidad la reconoció
a primera vista y la saludó
a su manera, el símbolo que no
había muerto debido a la necesidad.
Le recordó su destino.
Ahora, estaría aquí por esta razón también.
Eso contaría a su amigo, el músico.
Por el amor de la Humanidad.