La potencia de Santa Sofía de Constantinopla no deriva sólo del pasado. El hecho de que todavía no haya muerto después de tantos siglos de ocupación, es un milagro en sí mismo. Además, el hecho de que esté encerrada por un estado que ha cometido genocidios y siga dominando, es admirable. Y si le han hecho daño con los minaretes horribles, ella conoce que son temporales y que no vamos a permitir que se mantengan. En cuanto a la decoración interna, que se caracteriza sólo por el peso del vacío, se quitará desde el momento de su liberalización. Por lo tanto, debemos ver nuestra iglesia como si fuera un faro que ilumina a todos y nadie lo ilumina; según este concepto representa la esencia. Así pues, es necesario llevar contigo la oración que el Señor Jesucristo nos ha enseñado, cuando cruces su umbral. Y si no puedes contarla en voz alta, entrega tu fuerza en el silencio, pero di la oración, porque es la única forma para que ella averigüe que sus creyentes no se han olvidado después de tantos siglos, y que la indiferencia y el olvido no han proliferado en nuestro amor hacia el sagrado. Luego, ve preparando para el cambio sin miedo, para que puedas acompañarnos en la primera liturgia.