Aquellos que no creían que el Tratado de Sévres pertenecía al futuro y tenían la impresión que no cobraba sentido, ya tienen problemas con las reivindicaciones de Kurdistán, dado que considera que la delimitación de sus fronteras es la prevista en el Tratado y en el mapa de Wilson. Pero ahora también viene Armenia Occidental que aunque todavía está ocupada, cuenta con su gobierno y el parlamento que han ratificado la firma del Tratado de Sévres. Es decir, el 2016 viene a completar los datos de 1920 demostrando, en primer lugar, que tiene estatus legal y en segundo lugar que reivindica lo previsto en dicho Tratado. De hecho, viene a reforzar la proclamación de los pueblos indígenas de 2007, a través de una decisión histórica que se refiere a un texto histórico. La innovación de este proceso está proporcionada por el Derecho Internacional, sin embargo ahora se trata de su aplicación. Además, todos los que son ciudadanos de Armenia Occidental participan prácticamente en esta decisión, siempre y cuando sus existencias dan vida a una entidad estatal que comenzó a tomar su responsabilidad sobre el futuro y no espera todo de los demás. Esta decisión complementa, también, la decisión del reconocimiento del genocidio de los griegos del Ponto por Armenia y anteriormente por Armenia Occidental. Por lo tanto, disponemos de un texto histórico que nos permite construir el futuro de un estado que reclama su patria siguiendo el marco institucional de la época. En consecuencia, esta ratificación del Tratado de Sévres abre el camino para otras ratificaciones de Kurdistán y Ponto.