10316 - Las relaciones griego-armenias

N. Lygeros
Traducción al español de Eduardo Lucena González y Olga Raptopoulou

Las relaciones griego-armenias no deben basarse en un fundamento teórico y tener exclusivamente un carácter meramente simbólico. Dichas relaciones existen desde hace siglos. Hemos vivido juntos tanto en la vida como en la muerte. Ambos sabemos qué significa la palabra genocidio y la aprendimos del mismo perpetrador. Hemos experimentado la muerte de nuestros muertos por la barbarie y ahora cada uno de nosotros tiene un país donde vivir libres; lo que, sin embargo, no significa que no estemos sitiados. Por consiguiente, no podemos permanecer neutrales mientras el otro está sufriendo. Los espartanos sirvieron como ejemplo a los combatientes de Artsakh, y estos a su vez nos mostraron la esencia de la resistencia. Incluso nuestras iglesias con sus heridas se unen contra la barbarie. Por lo tanto, nuestras relaciones no pueden ser pasivas solamente y no podemos simplemente asistir cada uno de nosotros al día de conmemoración del genocidio de los demás. Claro que tendremos juntos que apoyar el reconocimiento del genocidio de los asirios, puesto que sólo unidos lograremos acabar con la indiferencia, el olvido y el genocidio de la memoria. Nuestras relaciones tienen que ver con los campos de la ciencia, la cultura, la lengua, la religión. Porque los dos sabemos el valor de que dispone la diáspora en cuanto al desarrollo de nuestra nación. Desde hace siglos nos ayudamos el uno al otro a crear civilizaciones que influyen a la Humanidad y muestran la resistencia y el sacrificio. Sin embargo, debemos además ser prácticos, porque estamos continuamente bajo presión. Los estados de los azeríes y los turcos se rigen por la misma mentalidad y no reconocen los crímenes contra la Humanidad. Ninguno de nosotros dos ha nacido para ser víctima. Luego ese no es nuestro destino. Somos los que no sufrieron el genocidio y debemos crear nuestra obra decisiva, activa y eficazmente. Sin olvidar que no tenemos otra opción, tenemos que usar nuestra inteligencia de todas las maneras posibles no sólo para estar aquí sino también para dejarle al futuro nuestra historia; de otra forma no tendría sentido nuestra supervivencia. Las presiones económicas bajo las que nos encontramos van a cambiar, ya que nos convertiremos en un centro energético y en un jugador geopolítico. Pero esto tiene que llevarse siempre a cabo a favor de nuestro pueblo y de nuestro país. Las relaciones griego-armenias deben ser ejemplares incluso para otros pueblos también que se resisten frente a los poderosos, al sistema y a la barbarie. A nosotros pertenece este deber.